
septiembre 26, 2023 — Antonio García Maldonado
Notas de ‘El arte de ser humanos’, de Rob Riemen
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- Ser humano es un arte. No es ciencia. Si fuera una ciencia, tendríamos definiciones aceptadas, teorías confirmadas, respuestas unívocas, protocolos y manuales para la vida. Pero no lo tenemos, y todo lo que se presenta con esa pretensión no es más que un engaño.
- Friedrich Schiller: «Créeme, así como es tu alma será tu mundo».
- [CARTA DE JOHN KEATS DE 1817 A SUS HERMANOS GEORGE Y TOM]: «… me sobrecogió esa cualidad que Shakespeare poseía tan grandemente ; quiero decir ‘capacidad negativa’, o sea, cuando un hombre es capaz de ser en la incertidumbre, los misterios, las dudas, sin ninguna irritada búsqueda, tras los hechos y las razones».
- ‘verdad’, ‘amor’, ‘fe’, ‘eternidad’ […] si se les quitan estas grandes palabras a los jóvenes, la consecuencia inevitable es que crecerán en un mundo emocional que será cada vez más estrecho y vacío.
- [KAHLER]: «… hemos aprendido algo que jamás olvidaremos. No nos lo enseñaron los profesores; fue el tiempo, el tiempo con las experiencias y sufrimientos apenas concebibles, que ya habían comenzado antes de la guerra de 1914. Lo que queda atrás, el mundo en el que crecimos, es el páramo rampante, su burocratización autoritaria y su sinsentido, su militarización y una economización que no se detiene.
- Weber realmente creía que, gracias a un progreso científico que no se detiene y en combinación con su dogma del desencantamiento del mundo, ‘fundamentalmente ya no intervienen fuerzas ocultas o imprevisibles’. […] En terminología de estos días: un radar de ‘datos’ y de ‘análisis de datos’ no podrá detectar lo que se está gestando bajo la superficie de la sociedad.
- Al alimentar la ilusión de que se puede calcular la vida como si fuera una operación lógica, esa ciencia fomenta las doctrinas políticas que ya no se originan en una visión del mundo, sino exclusivamente en intereses económicos.
- [LA MONTAÑA MÁGICA] Es una extensa novela sobre la vida como aprendizaje, sobre las grandes interrogantes del amor y la muerte, los problemas de la humanidad, el choque entre visiones del mundo diferentes, el futuro de Europa, el significado del arte, el sentido de la vida. Con esta típica ‘Bildungsroman’, Mann quiso «crear claridad intelectual acerca de la vida misma», también para él mismo. Alguna vez defendió, como muchos otros, la «revolución conservadora», pero dándole un sentido espiritual, no uno político.
- [MUSIL, 1922, EN CHARLA EN LA QUE HIZO BALANCE DE EUROPA TRAS LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL]: «Este espíritu rechazado, el de la facticidad arrogante en la ciencia, la estadística, las máquinas, la matemática, el pragmatismo y los números, este médano de hechos y este hormiguero de la humanidad, este espíritu hoy en día ha triunfado». La consecuencia de este triunfo es que la realidad y la vida quedaron efectivamente sin significado, porque falta una verdad que les dé sentido. Esta observación es también la esencia de otro apunte importante que hizo: «Cada época necesita una pauta, una razón de ser, un equilibrio entre la teoría y la ética, Dios, etcétera. A la era del empirismo todavía le falta esa guía orientadora».
- Todo, todo lo que ves, oyes y sientes; toda tu vida no es otra cosa que la sensación infinita de vacuidad, de la monocromía, de la futilidad total. ¡Pero no tiene por qué ser así! Escucha, joven, escúchame bien y nunca lo olvides: somos libres para elegir, cada hombre y cada mujer es libre para elegir entre la vida y la muerte. Podemos precipitarnos a nuestra propia ruina, embriagados de mentiras y necedad, mientras festejamos sensacionales logros tecnológicos y deportivos. También podemos ser robots disfrazados de seres humanos y reducir nuestro mundo a lo calculable, reemplazar calidad con cantidad y ser una herramienta más de la tecnología. Todo eso es posible. Empero, también podemos optar -y ésa es la respuesta a la gran pregunta de Nietzsche- por seguir el ejemplo de José y ser la imagen de Dios, o bien podemos seguir a Sócrates y ser dignos de la humanidad que él representó. Para ello tenemos el don otorgado a a todos los seres humanos: ¡la capacidad de volver a encantar el mundo! Créeme, ¡todos somos capaces de combatir las mentiras con la verdad y la necedad con la sinceridad; con amor, con amistad, con la creación de belleza. ¡Y las musas existen! Hay un arte que es inmortal. Ustedes pueden hacer valer el poder de la imaginación con la poesía, con relatos y música, con imágenes… y así transformar el mundo, regresar a un mundo encantado donde la necedad y la mentira ya no tengan poder, y en el que todos puedan vivir en paz y dignidad hasta el fin de sus días.