9788417623838

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  • Bergson influyó a escritores tan diversos como Gertrude Stein, T.S. Elliot, Virginia Woolf, William Faulkner y muchos otros que introdujeron interrupciones, giros y cambios de guion en los que el futuro aparecía antes que el pasado y el pasado antes que el futuro.
  • «El enfrentamiento de Bergson con Einstein era inevitable», escribió el filósofo Gilles Deleuze más de medio siglo después de su encuentro.
  • En palabras del poeta Paul Valéry, su enfrentamiento fue el grande affaire en mayúsculas del siglo XX. ¿Su debate cerró una «edad de oro antes del divorcio entre las dos culturas?»
  • ALAIN: «desde un punto de vista algebraico, toda [la obra de Einstein] es correcta; desde un punto de vista humano, es pueril».
  • Mientras que Einstein buscaba coherencia y simplicidad, Bergson hacía hincapié en las incoherencias y complejidades.
  • BERGSON: «La humanidad gime, medio aplastada por el progreso que ha logrado. […] El cuerpo no deja de crecer y aguarda la adición de un alma, y la máquina exige una fe mística».
  • Corregía el optimismo ingenuo de algunos representantes de la Ilustración, como el marqués de Condorcet (que, irónicamente, decidió suicidarse después de redactar un tratado sobre el progreso).
  • el debate entre Einstein y Bergson parece el opuesto a otro célebre encontronazo en la historia de la ciencia y la filosofía, el que tuvo lugar entre Thomas Hobbes y Robert Boyle a finales del siglo XVII. En la Royal Society de Londres, Boyle y Hobbes debatieron acerca de la existencia del vacío.
  • ¿Qué pasaría si los pensadores de todo el mundo abrazaran el cambio radical descrito por Bergson? Bergson era muy consciente de las consecuencias, Para empezar, los expertos tendrían que atenuar sus expectativas para conocer el mundo solo através de su composición material. El materialismo, una doctrina muy relacionada con la filosofía de René Descartes, parecía en riesgo. Según el filósofo, Einstein estaba siguiendo a ciegas los pasos de Descartes. Bergson acababa su polémico libro con una frase lapidaria: «Einstein es el heredero de Descartes».
  • EINSTEIN: «La teoría de la relatividad no derriba las teorías de Newton y Maxwell, así como la Sociedad de las Naciones no suprime los estados que se unen a ellas».
  • Einstein llegó a pensar que la etiqueta «relatividad» era ciertamente un nombre equivocado. Para Bergson, el regreso de estas nociones absolutas y conservadoras a la ciencia representaba una amenaza real para el avance del conocimiento».
  • BERGSON: «Y cuanto más bajamos de la idea inmóvil y ensimismada a las palabras que la despliegan, más espacio hay para la contingencia y la elección», observó en La evolución creadora. Los lectores de todo el mundo señalaron enseguida las conexiones entre la mecánica cuántica y Bergson: «Al apartar la lógica y los principios de la ciencia, ¿acaso estos físicos no se acercan a la postura tan alabada por Bergson[…]?» En renombradas revistas de filosofía se tacharon de bergsonianos los «ataques al conocimiento causal».
  • La obra de Bergson, largamente considerada una defensa filosófica del indeterminismo, se tenía por una influencia directa sobre el principio de indeterminación de Heisenberg.
  • «¿Qué es lo que piensa una persona sensata cuando oye la palabra «tecnología»?, se preguntó Einstein. «Avaricia, explotación, divisiones sociales entre la gente, odio de clase», respondió. En su opinión, la tecnología se podía considerar fácilmente el «hijo díscolo de nuestra era».
  • BERGSON, AL RECIBIR EL NOBEL: «Si el siglo XIX fue testigo de enormes progresos en inventos mecánicos, en demasiadas ocasiones se asumió que dicjos inventos, por la mera acumulación de sus efectos materiales, elevaría el nivel moral de la humanidad. Sin embargo, la experiencia acumulada nos ha demostrado que el desarrollo tecnológico de una sociedad no se traduce automáticamente en la perfección moral de los hombres que la habitan. De hecho, el aumento de los recursos materiales de la humanidad puede entrañar peligros a menos que se acompañe del correspondiente esfuerzo espiritual».
  • [A. J. AYER, «Editor´s Introduction», en Logical Positivism, ed A. J. Ayer, The Free Press, Nueva York, 1959, pág. 8] «El metafísico ya no es tratado como un delincuente, sino como un paciente: puede que tenga buenos motivos para decir las cosa extrañas que dice hacer».

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About Antonio García Maldonado

Antonio García Maldonado (Málaga, 1983), es analista y consultor político. Actualmente es asesor político y redactor de discursos de la Ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España, Arancha González Laya. Es ensayista, autor de El final de la aventura (La Caja Books, 2020), editor y ocasional traductor. Junto al jurista Antonio Garrigues Walker ha publicado Manual para vivir en la era de la incertidumbre (Deusto, 2019, 5 ediciones) y Sobrevivir para contarla. Una mirada personal a la pandemia y al mundo que nos deja (Deusto, 2020). Ha sido asesor político y escritor de discursos del presidente Pedro Sánchez durante su primer Gobierno. También ha sido asesor en el Gabinete del presidente del Senado de España para el filósofo y presidente de la Cámara Alta Manuel Cruz. Ha sido analista jefe del servicio de riesgo-país de la consultora internacional LLORENTE & CUENCA (LLYC), además de consultor en América Latina, región en la que ha vivido intermitentemente los últimos años. Fue Business Intelligence Manager de la consultora The Search Group, en su sede central en Belgrado (Serbia). Es crítico de libros de no ficción de El Cultural del diario El Mundo, donde también escribe como analista de política internacional. Ha colaborado o colabora con regularidad en El Confidencial, The Objective, El Cultural y El Asombrario. Es también editor externo en el Grupo Planeta y redactor de informes literarios en la editorial Acantilado. Ha traducido, entre otros, a Francis Fukuyama, Jonathan Haidt, Bob Woodward, al marqués de Sade, William Kotzwinkle, H.D. Thoreau o Norman Mailer, cuyo libro ‘Miami y el sitio de Chicago’, prologó. Ha prologado la más reciente edición de ‘Viaje a la aldea del crimen’, de Ramón J. Sender. Fue traductor becado del Colegio Internacional de Traductores Literarios de Francia, en Àrles. Antes de eso, fue librero y se licenció en Economía.

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