
octubre 26, 2023 — Antonio García Maldonado
Notas de ‘El mundo bajo los párpados’, de Jacobo Siruela
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- la médula de la cuestión onírica se encuentra bien formulada en aquella filosófica pregunta que hace Augusto Pérez, como ente de ficción, a su autor y creador, Miguel de Unamuno, en su “nivola” Niebla, cuando dice: si “un hombre dormido e inerte en la cama sueña algo, ¿qué es lo que más existe, él como conciencia que sueña, o su sueño?”
- La historia de los sueños aún no ha sido escrita. Probablemente nunca lo será. No deja de ser chocante que después de tanta experiencia onírica acumulada a lo largo del tiempo, tan digna de ser recordada, el ser humano todavía no haya asumido la importancia que tiene el onirismo en la historia de la humanidad y simplemente continúe viviendo al margen de su “segunda vida”, como si no tuviese ningún valor, ni formase parte de sí mismo. Y en vez de iluminar lo que yace oculto en la penumbra; en vez de procurar comprender los mensajes que cada noche cruzan e iluminan su mente y sobrecogen su corazón, insista en seguir siendo ciego a todo ello, y permanezca voluntariamente sometido al burdo convencimiento de que la roma planicie de cada día sea la única realidad posible de todo cuanto somos y puede acontecer en el mundo.
- Para los griegos, lo divino se esconde en cada fenómeno de la naturaleza: en el súbito fulgor de un relámpago o el retumbar del trueno, que estremece a cualquier criatura viviente; en la fuerza misteriosa que hace germinar las plantas; en la suave y armónica rotación de los planetas en el firmamento, incluso en el pavoroso rugido de la bestia salvaje antes de atacar. Para los griegos, lo divino surgía a través de cualquier cosa que transmitiera, instantáneamente, el poder impenetrable que desprende la vida, ya que todo lo vivo participa de esta secreta esencia del mundo. Como dijo Hipócrates: todo es natural y (a la vez) todo es divino. Ésta es la esencia del paganismo.
- Los contactos entre Pauli y Jung continuaron después de la terapia, como atestigua su larga correspondencia. Fruto de esta amistad se publica en 1952 La interpretación de la naturaleza y la psique, libro compuesto por un ensayo de Pauli sobre la influencia de los arquetipos en la teoría de Kepler en relación con los movimientos planetarios, y otro de Jung en el que se formula por primera vez la teoría de la sincronicidad.
- Comprender la muerte racionalmente es confiarse a lo inefable, mirar las tinieblas inconmensurables. Es esencial vindicar la complejidad de la psique, limpiar el horizonte de espejismos: hacer tabula rasa de todas las explicaciones raídas que ya conocemos. La muerte requiere otra perspectiva. Demanda una mirada limpia, completa, que implique a todo nuestro ser. […] No el estéril monólogo de la conciencia aterrada y perpleja ante la perspectiva de tener que abandonar el cuerpo, sino el drama introspectivo entre el alma y la muerte, vivido como mysterium.