Kissinger se quejaba de que no sabía qué teléfono marcar cuando quería hablar con Europa, y algo similar sucede a muchos con el PSOE. Polanski o el ardor nos interpelaba –como se dice ahora– preguntándonos en los 80 qué haríamos ante un ataque preventivo de la URSS. No está de más saber qué haría cada cual ante un hecho sorpresivo –atentado, accidente, catástrofe– en esta etapa de incertidumbres y riesgos globales.