‘Las Tres Venecias’, cuando las fronteras cruzan a las personas (y no al revés) (El Asombrario)
No culpo al enemigo fácil, ese turismo de masas del que nos quejamos siendo precisamente parte de ese cuerpo hipertrofiado que ocasionalmente utiliza calcetines con chanclas, pero que extrañamente percibimos como observador neutral que no ocupa lugar. Creo que mi cansancio es estrictamente biográfico, por haber viajado demasiado por trabajo estos últimos años, y por una aprehensión al avión que me ha ido aturdiendo progresivamente. Ahora viajo mucho por España en temporada baja, o allí adonde puedo ir en coche o tren. Sin embargo, esa asociación reciente y personal entre trabajo y pereza me ha despertado la afición por leer libros de viajes, crónicas o memorias de viajeros, no necesariamente de nuestros días. Como si la necesidad de ver y conocer siguiera ahí, latente, o expresada y satisfecha de una forma distinta: en casa se puede leer en chanclas y calcetines sin hacer una enmienda a la civilización.